Necesitamos una cultura de apoyo para los trabajadores sociales
La discusión sobre cómo romper estigmas y apoyar el bienestar de la fuerza laboral de una organización se está redefiniendo. Los trabajadores buscan ambientes más flexibles que fomenten una cultura organizacional saludable, promuevan la calidad de vida y brinden oportunidades de crecimiento. El desempeño del personal es determinante para una organización, de ahí la importancia de desarrollar programas que procuren el bienestar de los trabajadores. Ayuda a reducir costos en asistencia de salud, disminuye el ausentismo, mejora la retención, se reduce el estrés, incrementa la creatividad y fomenta el sentido de pertenencia.
Ya desde hace años se habla de la escasez de capital humano en el país, y hoy traemos a la atención el efecto que esto ha tenido para la Administración de Familias y Niños del Departamento de la Familia (ADFAN). Los trabajadores sociales de bienestar infantil se exponen a altos niveles de estrés, ya que intervienen con familias que han sufrido circunstancias traumáticas. Pueden experimentar fatiga por compasión y estrés traumático secundario. Además, la escasez de recursos ha traído sobrecarga laboral, mayor presión de los supervisores y escrutinio de la opinión pública.
Como respuesta a esta realidad, las prácticas basadas en evidencia proponen un marco de tres dimensiones de bienestar adaptado para trabajadores sociales de niños y familias. La primera dimensión es el bienestar físico, enfocada en la seguridad en el lugar de trabajo, salud física y el estrés traumático secundario. Las investigaciones señalan que estos trabajadores sociales son más propensos a aumento de peso, problemas de presión arterial, dolores de cabeza, entre otras condiciones. Les preocupa su seguridad, ya que están expuestos a entornos de alto riesgo de violencia física y psicológica.
La segunda dimensión es el bienestar psicológico relacionado a la satisfacción en el trabajo, estrés y agotamiento. Se recomienda procurar un ambiente que fomente la productividad, donde no haya represalias por cometer errores o expresarse, y que estimule la creatividad. La tercera dimensión es el bienestar social, en la que se sugiere fomentar el apoyo y acompañamiento entre compañeros y supervisores.
Diversas organizaciones están adoptando programas de bienestar basados en atención plena (Mindfulness), que han mostrado ser efectivos ofreciendo destrezas para reducir el estrés en trabajos con una alta carga emocional. Atención plena es la práctica de permanecer en el momento presente, notar cuando la atención se distrae y devolverla a la tarea que se está realizando. Es aceptar lo que se percibe, sea la respiración, el sonido de un reloj, el sabor de una taza de café, incluso pensamientos y/o emociones no placenteras.
El Departamento de la Familia comenzó a desarrollar esa cultura de bienestar a través del plan estratégico para la implementación del proyecto Families First Puerto Rico. Para eso ha puesto en marcha el Programa de Bienestar y Atención Plena, un taller para fomentar prácticas de bienestar y autocuidado a nivel individual y organizacional. Se ofrece en grupos pequeños para proveer un espacio donde los participantes pueden autoevaluarse, expresarse sobre situaciones que le incomodan, intercambiar perspectivas y buscar alternativas para afrontar situaciones del trabajo y la vida. Practican estrategias de atención plena, aprenden a regular sus emociones, se cultiva la compasión y exploran formas de percibir eventos adversos.
Con este tipo de programas se busca atender a todo el personal de una organización, con el objetivo de desarrollar una cultura que proteja su salud y bienestar. Estos programas deben proveer entornos saludables, como espacios comunes y de descanso, e iniciativas de actividad física y nutrición. También, deben desarrollarse programas de autocuidado y de apoyo grupal e individual que estén basados en manejo de trauma. Se debe abogar por regulaciones innovadoras que propicien la atención médica y seguridad ocupacional. La meta es desarrollar una cultura que aliente a los trabajadores a buscar ayuda, sin temor a ser estigmatizados o penalizados. Cuidar de estos trabajadores es de vital importancia para ellos. Pero es fundamental para las familias y los niños a los que esos trabajadores atienden. Es lo que permitirá que les puedan servir con compasión, dedicación y dignidad en un momento crítico de sus vidas.
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